Lo que tiene de gordo lo tiene de bueno

Locación: Casa del Señor Barriga.
Año: Un sábado de 1974.

Yo: Señor Barriga, ¿cómo está, cómo está la familia?

Señor Barriga: Muy bien felizmente. Mi señora en un viaje de negocios y Noño si no está aquí jugando, pasa por la vecindad para jugar con los muchachos. Ahora está allá.

Yo: No es común ver a una mujer trabajando, viajando y haciendo negocios. ¿Cómo conoció a su señora?

Señor Barriga: Nos presentó un querido amigo que tenemos en común, en un congreso en Monterrey.

Yo: ¿Fanático del equipo de fútbol Monterrey?

Señor Barriga: Siempre con los "Rayados".

Yo: ¿Qué cree fue lo que más le deslumbró a su esposa de usted?

Señor Barriga: Sin duda mi condición atlética. No mentira...supongo que compartíamos muchos temas en común como las finanzas y los negocios.

Yo: ¿Hace cuánto que no pasa por la vecindad? Imagino que no es fácil hacerse cargo de ella?

Señor Barriga: Nada fácil. Pasé la semana pasada.

Yo: ¿Qué es lo que más le cuesta?

Señor Barriga: Recibir los golpes del Chavo del Ocho. Y don Ramón.

Yo: ¿No le paga todavía?

Señor Barriga: Hace 14 meses.

Yo: ¿Qué ha pensado hacer con don Ramón?

Señor Barriga: ¡Ponerlo de patitas en la calle!

Yo: Vamos, señor Barriga, usted y yo sabemos que su gran corazón no le va a permitir hacerlo. Más bien, ¿por qué no hacen un acuerdo para que le pueda pagar en partes o en cuotas?

Señor Barriga: Lo he evaluado, pero si casi siempre está sin trabajo, eso no va a funcionar.

Yo: ¿Y si le da trabajo?

Señor Barriga: Sí se lo he dado algunas veces. Pintando y enyesando la vecindad, por ejemplo.

Yo: Claro. ¿Pero qué tal apoyándolo fuera de los límites de la vecindad?

Señor Barriga: Por ejemplo, ¿en qué sería?

Yo: Puede ayudarlo en trabajos de mantenimiento en su casa. Podría ser su chofer.

Señor Barriga: Voy a evaluarlo. Primero que me demuestre que puede estar despierto antes del mediodía.

Yo: Bueno. Y con el asunto del Chavo, ¿qué ha pensado para evitar los golpes?

Señor Barriga: No sé. Ya intenté con un casco y no funcionó.

Yo: ¿Qué tal con una armadura?

Señor Barriga: A lo don Quijote.

Yo: Será Sancho Panza...perdón. 

Señor Barriga: Al parecer la única solución es que no vaya más a la vecindad.

Yo: No estaría mal.

Señor Barriga: ¿¡Cómo?!

Yo: Me refiero a que podría mandar a un cobrador.

Señor Barriga: Ocurrirían dos cosas. El cobrador renuncia a los pocos días por los golpes del Chavo, y don Ramón se lo "paseará" también a él, sino pregúntele al velador.

Yo: Si pudiera desear algo con respecto a don Ramón y al Chavo del Ocho, imagino que sería que le pague y deje de golpear, respectivamente.

Señor Barriga: A don Ramón le deseo que pueda establecerse, conseguir un empleo que le cubra sus necesidades básicas y pueda sacar adelante a su hija. Y al Chavo, que crezca sano y cumpla todos sus sueños. ¡Ah! y que nunca le falte una torta de jamón que comer.

Yo: Es usted pura barriga, señor corazón.

 

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