Su escudo es un corazón

Yo: ¿Cómo llegaste a convertirte en uno de los héroes más famosos y queridos?

Chapulín Colorado: Sinceramente, no lo sé. Yo empecé ayudando a mis vecinos, luego comencé a ir al auxilio de personas que vivían un poco más lejos. Y así los llamados fueron aumentando y me fui haciendo conocido.

Yo: Lo que me llama la atención es que tú rompes con el paradigma del héroe tradicional...

CH: Sí y creo que eso es lo que me hace más cercano a la gente.

Yo: ¿Cuál o cuáles consideras tus defectos?

CH: Considero que la torpeza es algo que siempre me acompaña. A su vez, creo que ésta es producto del miedo que siento cada vez que tengo un caso que resolver.

Yo: ¿Y tu mayor virtud?

CH: Precisamente, mi mayor virtud es que a pesar de ser torpe y sentir miedo, no permito que eso sea un obstáculo. Al contrario, hago de ello una motivación para seguir adelante con la misión de turno.

Yo: ¿Cuál ha sido tu experiencia más riesgosa o emocionante en alguna de tus misiones?

CH: He tenido muchas, pero el haber tenido que viajar al espacio, sin duda fue la más emocionante.

Yo: Sí la recuerdo. Gracias, no a la NASA sino a la NACHA. ¿Pero se logró el cometido?

CH: Bueno...casi. Es decir, llegamos al planeta que había que llegar.

Yo: Es cierto. Recuerdo las vivas y las hurras...

CH: Hasta ahí todo bien...pero de ahí llegó un chamaco a ofrecernos cuidar la nave. Así que...

Yo: Bueno...¿Y qué te motiva continuar con tu noble labor?

CH: Ayudar a los que se pueda con lo que pueda. No me gusta las injusticias ni el abuso. Cuando era pequeño, cuando era (sonríe), seguramente por mi falta de altitud, muchos no se portaban muy bien conmigo. Me gusta ayudar a los que padecen estos malos tratos.

Yo: Mencionaste: "Ayudar con lo que pueda". Si bien no tienes súper poderes, cuentas con algunas armas o herramientas que te ayudan mucho en tus causas. Por ejemplo, las pastillas de chiquitolina, la chicharra paralizadora y tu infaltable chipote chillón, además de tus vitales antenitas de vinil.

CH: Sí, definitivamente todo me ayuda. Y si te pones a pensar, todo lo mencionado reemplaza en gran manera a los súper poderes... Mira, el súper poder de ser invisible lo reemplaza las pastillas de chiquitolina, haciéndome prácticamente imperceptible. El de la hiper velocidad es sustituido por la chicharra paralizadora que inmoviliza a los rivales y así creen que todo pasó muy rápido. No tendré vista de lince, pero con mis antenitas de vinil veo el peligro a larga distancia. Y no será el martillo de Thor, pero te aseguró que el chipote chillón es capaz de noquear.

Yo: ¿Podrás prestarme alguno de ellos?

CH: Ya lo hice.

Yo: ¿A qué hora?

CH: Mira tu mano...

Yo: ¿A qué hora mi grabadora se convirtió en plátano?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Don Ramón, el mejor

Dos madres, dos estilos

Tom y Willie: Mucha brillantez, poco éxito